Disminución de la oferta forrajera, aparición de malezas, desplazamiento de hacienda y drenaje de los reservorios de agua, entre los principales problemas que enfrentan los productores isleños. Técnicos del INTA analizan el impacto de la falta de agua y brindan recomendaciones para enfrentar esta situación.
La extrema bajante del río Paraná es un hecho ineludible que traerá aparejados problemas productivos y ambientales a escala regional. De acuerdo con información del Instituto Nacional del Agua (INA), “prevalece una tendencia descendente en todas las secciones del río Paraná en territorio argentino que continuará predominando en los próximos tres meses”, según indicaron.
En ese contexto, el INTA trabaja articuladamente con instituciones públicas y privadas para analizar los impactos sobre los sistemas de producción y los efectos ambientales acumulativos para atender las demandas del sector y brindar recomendaciones a los productores ganaderos. Para ello se creó un equipo de trabajo específico que involucra al Centro de Investigación de Recursos Naturales de Castelar y los Centros Regionales del INTA colindantes a la Cuenca (Buenos Aires Norte, Santa Fe, Chaco-Formosa, Corrientes, Entre Ríos y Misiones).
En algunos puntos de la región, durante el 2020 se registraron 470 milímetros menos de lluvia y, en lo que va de 2021, ya se acumulan aproximadamente 400 milímetros más de déficit. “Los pronósticos internacionales anuncian que hasta septiembre no se espera una recuperación de los niveles pluviométricos en las altas cuentas”, señaló Carolina Fernández López, especialista del grupo Recursos Naturales del INTA Corrientes, y agregó: “A partir de octubre, cuando de acuerdo al régimen pluviométrico se podría iniciar nuevamente la acumulación de lluvia, los indicadores muestran el regreso de una fase La Niña”.
De acuerdo con el diagnóstico realizado por especialistas del INTA, una de las actividades productivas más afectadas será la ganadería de islas, que se desarrolla en una extensa zona a lo largo del río.
Entre los principales problemas, Martín Zabala Méndez –especialista en producción bovina de la Agencia de Extensión Rural Goya del INTA, Corrientes– habló sobre la disminución de la oferta forrajera en el presente invierno. “La bajante histórica afecta de varias maneras la producción de especies naturales, principalmente en las zonas de las extensas planicies inundables adaptadas a cada región y con características basadas en las dinámicas fluviales que hoy se encuentran sin agua en superficie, lo que conlleva a la disminución de especies de alta calidad y producción”, expresó.
Por otra parte, Zabala Méndez hizo referencia a la disminución de la calidad de los materiales disponibles y aparición de malezas de baja palatabilidad. “La alta digestibilidad de la materia seca es una de las características más destacables en etapas invernales en zona de islas que, en la actual situación, se ve muy afectada. Esta es una particularidad que poseen los forrajes relacionada directamente al consumo. A mayor digestibilidad mayor consumo”, indicó.
En la zona de Goya y cercanías, por las características de ubicación de las islas, “existen numerosos problemas de traslados y movimiento, tanto de personal como fundamentalmente los inconvenientes relacionados al movimiento de hacienda”, señaló el técnico del INTA Goya.
En esa línea, Alejandro Kraemer, coordinador Territorial de Extensión del INTA Corrientes, recalcó que “el otro problema, que surge como consecuencia del desplazamiento de la hacienda a la costa de la isla, es el abigeato”. Y agregó: “Esto obliga a los productores a recorrer continuamente y, durante la noche, llevar los animales a corrales o lugares alejados de la costa”.
Kraemer añadió que otra de las consecuencias por la bajante del río sería el drenaje de los reservorios internos de agua de la isla y la migración de la hacienda a las orillas.
En la región, la producción ganadera en zonas de islas es utilizada en la mayoría de las empresas para la etapa de engorde o terminación de novillos. Normalmente se planifica la terminación a 16 y 24 meses aproximadamente. “Dadas las caracterizas existentes, ese plazo, puede ser mucho mayor o llegar a comercializar animales más livianos, si no se cumplen con las recomendaciones”, expresó Zabala.
Un presente complejo
El departamento correntino de Ituzaingó –norte de la provincia– cuenta con más de 52 islas, de las cuales Apipe Grande, Apipe Chico, San Martin, Sarmiento, Los patos, tres Islas, Vidal, Paloma y Rivadavia, son las que se encuentran habitadas por personas y ganado bovino.
Las islas cuentan con alrededor de 7 mil cabezas de ganado bovino, en mayor porcentaje en las islas Apipé Grande y Apipé Chico. La mayoría son pequeños productores ganaderos que realizan el ciclo completo, es decir, cría, recría y terminación. Incluso la comercialización se realiza dentro del territorio insular, vendiendo a carnicerías, supermercados, entre productores y faenando en su propio establecimiento.
A causa de la bajante del río Paraná, la ganadería de islas “se encuentran, desde hace un año y medio, en situación muy crítica y, por lo que se avizora, se va ir complicando aún más”, expresó Orlando Álvarez, especialista de la Agencia de Extensión Rural Ituzaingó (Área Norte) del INTA Corrientes.
En ese sentido, Álvarez señaló que “frente a la isla Apipé Grande tenemos la represa hidroeléctrica más grande del país, donde hace más de un año tienen cerradas las compuertas, por lo que la liberación de agua únicamente es por turbina y el caudal es muy poco”.
“El río Paraná está muy bajo y se agrava por la falta de precipitaciones en la región”, aseguró Álvarez quien detalló que, en la mayoría de estas islas, hay lagunas y esteros donde los animales normalmente toman agua, pero con la bajante actualmente están secos y los animales tienen que caminar hasta la costa del río para beber. De esta manera, los animales quedan en la playa comiendo la vegetación y pasto natural de toda la costa y no regresan a los lugares altos de la isla.
La situación en Entre Ríos
En las islas ubicadas entre las localidades de Paraná y Diamante (Paraná medio y cabecera del delta, respectivamente), “la ganadería se encuentra en un aumento zonal de la carga”, indicó Ernesto Massa, especialista del INTA Paraná –Entre Ríos–, quien añadió que, según datos de la última vacunación realizada en Diamante (marzo/mayo 21) había cerca de 60.000 cabezas, mientras que hace un año atrás, el rodeo era de casi 43.000 cabezas.
“Hay islas y, sectores dentro de las islas, que aún tienen alta disponibilidad de biomasa (seca por heladas) y baja calidad del forraje, pero permitirá sostener el buen estado general de los rodeos”, expresó Massa y puntualizó que “esto permitirá a la hacienda que está ingresando, tener un óptimo período de acostumbramiento al ambiente isleño”.
Los humedales cuentan con una alta potencialidad de producción. Sin embargo, “es necesario aplicar una práctica conservacionista con la carga animal para limitar el uso del forraje”, destacó Massa quien puso el foco en la respuesta en la brotación de los pastizales, ante los bajos volúmenes de precipitación y la baja probabilidad de lluvias que se prevé en el trimestre entrante.
Como recomendación, el especialista del INTA Paraná subrayó: “No sobrecargar la isla y ser conservador en el uso del forraje seco, dejando altas cantidades de remanentes para favorecer el rebrote cuando llegue la primavera”.
De todos modos, desde el INTA recomiendan el seguimiento de alturas en los diversos puertos en las páginas web institucionales de la Prefectura Nacional, y las alertas hidrológicas de la Cuenca en el portal del INA, que es la institución responsable del seguimiento del río y la descripción de las mismas. A su vez, se puede acceder a la actualización de información producida en base a la antena satelital receptora del INTA en SEPA y los informes semanales de pronóstico que elabora el Instituto de Clima y Agua cada lunes y su actualización durante la semana.