Un grupo de productores hizo el seguimiento individual de 10 mil vientres y en cuatro años pasaron del 60 al 84% de preñez. En vaquillas de reposición seleccionan meses antes a las que llegarán a peso al entore y en vacas con cría a las que se preñan sin ayuda. “Desde el INTA gestionamos los datos para que la actividad sea negocio”, afirmó el MV Luis Rivero. La experiencia de un criador.

El MV Luis Rivero del INTA Curuzú Cuatiá, Corrientes, es extensionista y trabaja validando tecnología de precisión en campos de productores. En los últimos cuatro años desarrolló una iniciativa para facilitar la digitalización de los rodeos de 19 establecimientos de mediana escala que crían animales británicos y cruzas. La novedosa experiencia, que resultó en un aumento de 25 puntos porcentuales del índice de preñez, fue presentada en el Congreso Argentino de Producción Animal (AAPA) 2023.

“Veíamos que la caravana electrónica funciona, pero aquí no se adoptaba. Entonces, nos organizarnos para que los criadores obtengan una respuesta productiva y económica, que ganen plata. Ése era el objetivo”, planteó Rivero en diálogo con Valor Carne.

Una limitante era que la mayoría de las empresas no podía comprar los lectores. “Presentamos el proyecto en ‘ciencia y tecnología’ y equipamos nuestras agencias con bastones y demás. Así, el productor que quería probar la tecnología solo tenía que comprar las caravanas electrónicas y el técnico del INTA iba al campo a hacer la lectura o se le prestaba”, recordó.

Con estos chips, si bien la recolección de datos resultó más ágil y certera, el problema era gestionarlos para tomar decisiones de manejo y mejorar la eficiencia del rodeo.

Adelantando decisiones

La propuesta del proyecto es identificar los animales más productivos, tanto vaquillas de reposición como vacas con cría al pie, para trabajar con los vientres más adaptados al ambiente de cada campo, a su manejo y su carga.

En las vaquillas de reposición hacen el seguimiento de las ganancias diarias desde el comienzo de la recría para individualizar con antelación aquéllas que no llegarán a peso al momento del entore. ¿Cómo lo hacen? “Tras el destete, con tres bastoneos -marzo, abril y mayo- en junio, ya estamos en condiciones de definir cuáles se van a preñar y cuáles no. Entonces, a partir de los datos recolectados, el productor no pierde tiempo, puede sacarlas ahí mismo del rodeo”, subrayó Rivero.

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Seguimiento individual de peso de vaquillas: 10 “bastoneos” por año.

“No es magia, las improductivas a igual cantidad de comida tienen menor respuesta, o sea, gastan más en mantener su metabolismo”, indicó. Y detalló: “Si planificamos que ganen 400 gr/día y en los primeros cuatro meses no lo logran, debería aumentar posteriormente 600 gr/día para llegar bien al entore; pero si no cumplió al principio, menos podrá hacerlo luego con un objetivo mayor”, explicó.

“En concreto, retirándolas meses antes del servicio el rodeo se irá haciendo más fértil minimizando gastos y esfuerzos”, reiteró.

La vaca que necesitamos

En cuanto a las vacas con cría, se hacen dos o tres bastoneos en el año. “Es la categoría crítica, la más numerosa, pero a su vez la más difícil de preñar”, señaló Rivero.

Si a los 60 días posteriores al parto el veterinario revisa los ovarios, se sabe si está cíclica y no necesita nada para preñarse. En cambio, si está por empezar a ciclar, se le pone una tablilla nasal al ternero, para que la vaca entre en celo. Y si está “planchada”, o sea, le falta mucho para ciclar, directamente se le hace un destete precoz.

“Si bien estas prácticas se utilizan en la zona, no son gratuitas. La tablilla nos cuesta 10 kg de ternero ya que pierde peso por no estar mamando. Y si le hacemos un destete precoz, el gasto de alimentación representa entre 60 y 70 kg de ternero”, advirtió.

¿Cuál es la vaca que necesitamos? “La que está ciclando, porque las otras me cuestan plata. Entonces, nosotros la identificamos y así damos un primer paso para seleccionarlas”, argumentó.

El siguiente bastoneo se hace al momento del tacto. “Ahí, vemos si la vaca ciclante salió preñada o vacía en el servicio natural e incluso si se inseminó. Las clasificamos con un semáforo en verdes, amarillas y rojas, para que se entienda rápidamente. Si la verde (ciclante) salió vacía en el servicio principal, ya es una vaca amarilla. Ahora, si necesitó un destete precoz, o sea, nos debe 70 kilos de ternero, pero encima salió vacía (en el servicio auxiliar), es roja y se tiene que ir del campo, porque si no la saco me voy a fundir”, enfatizó.

Con estos bastoneos se va acumulando información de varios años. “La caravana sólo nos indica quién es quién, lo importante es asociarla con la información, con la historia de cada vaca, para que el establecimiento se vaya quedando con las que producen un ternero todos los años, sin ayuda”, aseveró.

Un tercer paso es el seguimiento individual de los terneros, que tampoco tienen igual ganancia diaria de peso, aun recibiendo la misma alimentación. “Si identificamos a la madre es posible seguir seleccionado, no solo los vientres que se preñen todos los años sino aquéllos que desteten terneros más pesados”, pormenorizó.

¿Cómo organizan la tarea en los campos? “Los productores levantan los datos en la manga, no tienen inconvenientes con el trabajo de campo. Pero, necesitan que alguien los analice y aporte los criterios de selección. Para ello, desde el INTA los visitamos cada 30 días, bastoneamos y les llevamos la planilla con la información analizada. La idea es que mañana algún técnico de la actividad privada haga esta tarea, creo que es fundamental para la adopción masiva de la tecnología”, concluyó Rivero.

En primera persona  

Desde hace 23 años, Ignacio Martínez Álvarez está al frente de un establecimiento familiar en Curuzú Cuatiá, donde hace cría de 800 madres Angus y Brangus, y es uno de los productores que participó de la experiencia conjunta con el INTA.

“Cuando empezamos, hace cuatro años, en mi campo teníamos los índices de preñez habituales de la zona, 65%, y hoy estamos en 84%. Un salto muy importante, mucho más considerando que en el medio nos agarró la seca y lo pasamos muy mal”, planteó Martínez Álvarez, detallando que trabaja sobre pastizal natural, bien apotrerado y manejado.

Al principio incorporaron las caravanas electrónicas en las vaquillas en servicio de 18 meses y luego siguieron con las vacas con cría; utilizaban el bastón del INTA, aunque poco después lo compraron.

“El problema es que el chip nos daba demasiados datos y no sabíamos cuáles necesitábamos. Decíamos, ‘uh es mucho para seguir, es abrumador’. Pero Luisito (Rivero) viene todos los meses y pone el foco en los kilos ganados por la vaquilla, y en el resultado de la ecografía preservicio de la vaca y cuando está preñada”, contó.

¿Mejoras productivas y económicas? “Ahora, como tenemos todo el historial, entendemos que, si a una vaca en los últimos dos años hubo que ayudarla con la tablilla o con destete precoz, de algún modo la estábamos forzando. Es una preñez cara, porque hay que darle de comer al ternero. Por eso vamos dejando siempre las más fértiles. Así estamos mejorado la eficiencia», respondió. Incluso, prosiguió, “nos ha servido muchísimo en la seca: el sistema nos dio el dato preciso de qué animal había que sacar del campo para bajar la carga”.

Así las cosas, en estos cuatro años, “más allá de mantener el 84% de preñez, en la vaca con cría el 80% es cabeza de parición. No se puede aspirar a más sobre nuestro pastizal natural, a pesar de que fertilizamos”, sostuvo.

Otro logro se está viendo en las vaquillas de reposición. “Identificamos cuáles son las hijas de las madres superiores y nos gustaría a futuro venderlas para reposición, darles un valor agregado ofreciendo todo el historial, eso brindaría seriedad”, anticipó el productor, pensando en un nuevo negocio.

¿Y en terneros machos? “Antes vendíamos 180, la mayoría de destete precoz y ahora 280, casi todos sin ayuda. Los números son muy diferentes”, reveló.

Para finalizar, Martínez Álvarez resaltó que “como empresario, históricamente no daba tanto crédito a la labor del INTA, pero hoy reconozco que conocen bien la zona y saben lo que necesitamos. El sistema de digitalización nos acomodó un montón, resulta claro y sencillo para el personal de campo, el capataz y dos peones. Es un éxito”, concluyó.

 

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

www.valorcarne.com.ar