Lo que promete ser un nuevo súper ciclo de precios de los granos entusiasma a los funcionarios que ya especulan con los alrededor de USD 10 mil millones extra que llegarán este año en comparación con 2020. Y está bien que así sea, debería ser algo que ponga contentos a todos los argentinos; es una inyección de dólares vital para movilizar a una Argentina que el año pasado tuvo una caída del PBI del 10%, dejando al 40% de la población por debajo de la línea de la pobreza.

Pero el productor agropecuario, que saca pecho por ese logro, también ve otros datos que lo preocupan y enojan.

Enojo 1: el desacople de precios

El viernes, el mercado de futuros de Chicago, de referencia en el precio internacional de los granos cerró con alzas generalizadas, confirmando una tendencia que arrancó en el último trimestre de año pasado, pero que se afirmó en este 2021.

En concreto, la posición mayo de la soja cerró en USD 577,24, con una suba diaria de USD 10,47; el maíz alcanzó los USD 291,33, luego de un incremento de USD 14,96; y el trigo USD 272,82, gracias a una mejora de USD 1,84.

Pero esas son cotizaciones internacionales, en la Argentina la historia es otra porque el “desacople de precios» que reclaman los funcionarios no es una expresión de deseo, es una realidad que día a día se plasma en el mercado.

Así, los valores en la zona de Rosario se acomodaron este viernes en: soja, USD 340 (bajó USD 2 en relación al jueves); maíz, USD 222 (+USD 7); y trigo, USD 215,50 (+USD 0,5).

Es decir, la brecha entre una y otra cotización es del 41% para la soja; 24% para el maíz y 21% para el trigo.

De más está decir que la diferencia entre las pizarras de Chicago y las argentinas va mucho más allá del peso de los derechos de exportación (33% en el caso de la soja y 12% para los cereales) y tiene que ver con momentos de campaña, brecha cambiaria, gastos comerciales, entre otros condimentos locales que afectan la formación de precios.

Enojo 2: precios locales con efecto tortuga

La dispar evolución de los precios internacionales y los locales también pone los pelos de punta a los productores. La corredora Kimei, dirigida por Javier Buján, pone luz sobre lo que pasó en ambos mercados desde el 4 de enero.

Mientras en el mercado de futuros de Chicago, la posición mayo aumentó 20% para la soja; 53% para el maíz y 16% para el trigo; en el mercado a término de Rosario la soja subió 2%, el maíz hizo lo propio en 23%; y, totalmente a contramano, el trigo cayó 2,6% en el mismo período.

Los precios de los granos muestran distinta evolución entre Chicago y la Argentina. Fuente: Kimei.

Los precios de los granos muestran distinta evolución entre Chicago y la Argentina. Fuente: Kimei.

El dato más llamativo, el del trigo, encuentra respuesta en la «autoregulación» de la cadena -«sugerida» por el Gobierno- que provocó la desaparición de los exportadores de la puja por hacerse de mercadería.

Enojo 3: los cultivos MEP

Y si hasta acá el productor sigue teniendo pelos, si no se los arrancó por un ataque de ira, recordar el último dato le sacará canas verdes.

Más allá de los precios apuntados más arriba, hay que tener en cuenta que por más que cierre sus operaciones en dólares el productor siempre cobra en pesos, de acuerdo al tipo de cambio oficial mayorista.

Y teniendo en cuenta que cosecha una vez al año y que con lo obtenido por esa producción tiene que pagar costos, planear nuevas inversiones, comer, beber, comprarse ropa y ahorrar (por qué no) durante los otros 364 días necesita preservar ese capital.

En el caso de que, por ejemplo, quiera acceder a un crédito oficial deberá vender al menos el 95% de su cocha. Para que sus pesos no sean devorados por la inflación, lo que tiene más a mano, cepo mediante, es el dólar MEP. Por supuesto, el precio es otro y de ahí nacen la soja, el maíz y el trigo MEP.

Entonces, partiendo de un mercado disponible en Rosario que el viernes se ubicó en $ 31.000 para la soja; $20.060 para el maíz; y $20.520 para el trigo; la soja MEP queda en USD 204; el maíz MEP en USD 132; y el trigo MEP a USD 135.

En definitiva, la brecha entre las cotizaciones de Chicago y sus equivalentes MEP en la Argentina sería del 65% para la soja; 55% para el maíz; y 51% para el trigo.

Dicho de otra forma, un productor de soja argentino recibe solo un tercio del valor de la oleaginosa en Chicago.

Se viene la campaña de trigo y el productor deberá decidir cuánto siembra y que tecnología aplica.

Con todos estos datos a la vista, declaraciones de funcionaros sobre el análisis de nuevas subas de retenciones a los granos, encajes y otras herramientas para seguir desacoplando precios no parecen la estrategia más inteligente para que la producción aumente y en 2022 nos deje una nueva súper cosecha de dólares.

 

 

Por Marcos Lopez Arriazu (Fuente: A24.com)