Los medios locales hablan del caso de abigeato más trascendental en la historia de la provincia de Santa Fe, con 2000 animales que «desaparecieron» de la Estancia Las Gamitas. Pero este fin de semana, además, la causa sumó nuevas páginas que la vuelven todavía más impactante.
El exdiputado provincial por la UCR Hernán Agú fue detenido el domingo a la mañana junto a su hijo Emilio y un colaborador, Leonardo Balsaretti, todos apuntados como integrantes de lo que el fiscal entiende como una “asociación ilícita” que se dedicaba al robo de ganado en la zona del norte provincial.
“Las Gamitas” es un establecimiento ganadero que es propiedad del productor de hacienda Domingo Iannozzi, de nacionalidad italiana.
A su vez los Agú son propietarios de los campos “La Nochera” y “El Lío”, donde la Justicia registró al menos 152 animales que tenían la marca de Iannozzi en su cuero, pero adulterada. Ambas propiedades son linderas a la enorme estancia que posee Iannozzi, de aproximadamente 70 mil hectáreas y más de 25 mil cabezas de ganado.
Por eso se entiende que las condiciones geográficas fueron el terreno ideal para el desarrollo de los hechos.
El fiscal regional Rubén Martínez lo explicó en la mañana de este lunes en la LT9 1150. “Creo que estamos en presencia de una asociación ilícita dedicada a esa actividad, que aprovechó la dimensión del campo, la gran cantidad de hacienda, los problemas de comunicación y que haya tan pocos pueblos y muy distantes entre sí”, explicó el funcionario judicial.
Martínez, que encabeza la investigación junto al fiscal de Vera Nicolás Maglier, cree que la modalidad que utilizaron no fue la de hacerse de maquinaria para trasladar a los animales, sino que se trató de un “corredor” por el que se estableció una modalidad de “robo hormiga”.
Con respecto a las marcas en la piel de los animales, algunas constataciones por parte de los empleados del Ministerio Público fueron asombrosas: el fiscal contó que varios ejemplares fueron mutilados parcial o totalmente en las zonas en las que se los suele identificar.
“Algunos no tenían ni orejas”, reveló Martínez.
La otra manera, a través de una marca en los cuartos traseros, también fue uno de los modos con los que se intentó ocultar el robo. “Había marcas grabadas en el cuero del animal donde estaban grabadas por encima de las anteriores”, contó.
Todo esto configura para las autoridades una adulteración de pruebas y el entorpecimiento para el avance del proceso judicial. Y eso impulsó a Martínez a ordenar la inmediata detención de los Agú y Balsaretti.
Los Agú se defienden
«Me encuentro consternado porque soy una víctima más. Voy cuanto mucho una vez al mes al campo, no estoy ni sé mucho del tema. Soy un comprador de buena fe. Yo fui estafado y eso hay que demostrarlo y aportar las pruebas. Nadie está exento de que te estafen», dijo Emilio Agú al portal Reconquista Hoy.
«Tengo 66 años, toda una vida de andar por derecha y respetando la ley, he estado al lado de caer en la tentación de usar de privilegios o algún beneficio económico o lo que sea y jamás he caído en eso, ¿y voy a caer a los 66 años?», se preguntó Hernán Agú en una entrevista al mismo medio.
¿Cómo sigue?
Entre este martes y miércoles se realizarán las audiencias de imputación. Allí los acusados serán formalmente notificados de los cargos, aunque el fiscal fue claro y adelantó cómo caratulará la causa.
“Se trata de un caso de abigeato triplemente agravado”, explicó.
El robo de ganado está tipificado en el Código Penal vigente y los hechos en “Las Gamitas” tendrían tres agravantes: la adulteración de marcas identificatorias, la intervención de tres o más personas y «la participación de un especialista en crianza, cuidado, faena, elaboración, comercialización o transporte de ganado o de productos o subproductos de origen animal». Una de las funciones de Balsaretti en los campos de los Agú es, justamente, la crianza de hacienda.
“No creemos que esa situación termine allí, habida cuenta de que para hacer esa cantidad tiene que hacerse a través de la venta de ganado en pie, de la faena y de los empleados de un frigorífico”, dijo Martínez.
“Cualquier autoridad de control se hubiera dado cuenta que esa hacienda estaba adulterada en sus marcas. Por lo cual esa autoridad o no hizo control o hizo y no quiso decir nada. Con lo cual hay un largo camino que todavía queda por investigar”, concluyó.