Tras un comienzo tambaleante, el Gobierno busca mejorar su relación con el sector agropecuario, entendiendo que es la única actividad que hoy puede generar los dólares que necesita la economía. Con ese objetivo, en el último mes distintos funcionarios, con el Presidente a la cabeza, se deshicieron en elogios hacia productores e industriales.
Al agro no le faltan atributos para cumplir la misión: cuenta con una producción eficiente a campo y una industria con tecnología; a pesar de la cuarentena logró seguir en movimiento y mantener aceitada su logística; y sus puertos en Rosario, Buenos Aires y la Patagonia son pista de salida para diferentes productos y clientes. Pero, sobre todo, la demanda internacional de alimentos, aunque algo pauperizada, resiste la crisis global que generó la pandemia.
¿Qué le falta? Algunas señales y medidas concretas que atraigan inversiones. Para Daniel Pelegrina, Presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), se necesita “generar confianza, una palabra que puede sonar remanida, pero que es la base de la economía”.
El diálogo con A24.com Agro, el dirigente sostuvo que, además, el Gobierno debe “evitar señales negativas para las inversiones de corto y largo plazo” como el “intento de expropiación de Vicentin” y “la reforma judicial”.
También habló de la necesidad de corregir la macroeconomía argentina, inflación, tipo de cambio y otras prioridades del agro y el país. A su vez, explicó por qué la SRA se mantiene al margen del Consejo Agroindustrial Argentino, conglomerado de entidades que en el último mes se reunió con Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y diferentes ministros nacionales y Gobernadores, para acercarles una propuesta de incentivo a las exportaciones del sector.
El primer mal paso
La relación entre el campo y el Gobierno pareció desgastarse ni bien el Presidente se hizo cargo de la Casa Rosada.
Pelegrina reconoce que hubo vaivenes. El principio fue muy positivo por la buena imagen que el entonces candidato dejó en la Mesa de Enlace durante la primera reunión que tuvieron para presentarle sus propuestas de políticas agropecuarias.
“Nos transmitió que el agro era un sector muy importante en la economía y que había que olvidarse de aquellas viejas rémoras de la Resolución 125. Que la economía argentina tenía que apoyarse en las exportaciones y que, en ese rol, el sector más preparado era el agroindustrial”, recordó.
Pero los pasos iniciales de Fernández como Primer Mandatario hicieron perder la ilusión a los ruralistas.
“Las cosas no empezaron bien, porque a los pocos días de asumir vino el aumento de los derechos de exportación sin consultarnos previamente y no hubo ese contacto permanente que se nos había prometido”, subrayó. Luego vinieron otras medidas, como una nueva suba de las retenciones a la soja, y restricciones de acceso a créditos y dólares, entre otras cuestiones.
¿Considera que ahora cambió la mirada oficial sobre el agro?
El Presidente recibió dos veces a la Comisión de Enlace, y siempre mantuvo el mismo tono: buscar esa posibilidad de reinstalar una confianza en el sector y de alguna manera proyectar hacia adelante la importancia del agro. Siempre que hemos tenido reuniones, ese fue el mensaje. Pero esta es una película que va teniendo capítulos y de alguna manera necesitamos tener conclusiones. Tenemos que verlo en realidades.
Pero hay una mayor apertura para reuniones con funcionarios nacionales
Hemos tenido reuniones diversas. Estamos abordando el tema de la inseguridad rural pero los avances son muy lentos. Por lo menos se instaló en la agenda, pero aún no hay resultados. Uno entiende que son procesos, que hay que restaurar muchas cosas que no se han hecho en años, pero nos urge tener soluciones.
También nos reunimos con autoridades del Banco Central porque se tomaron decisiones que afectaron el precio de los insumos y hay un doble tipo de cambio y restricciones a los dólares. Otra vez, hubo un amague de solución, pero no del todo. No nos olvidamos que muchas de estas situaciones tienen que ver con la macroeconomía, que de todas maneras afecta nuestra posibilidad de tener una mejor producción.
Con el ministro de Agricultura hemos tenido encuentros. Sin embargo, nos debemos una charla a fondo sobre los programas de la Comisión de Enlace. También dialogamos con el ministro de Educación, Nicolás Trotta, para ver como restauramos la educación rural.
Y así una cantidad de cuestiones. Es decir, vemos disposición en el Gobierno, pero faltan logros, las concreciones por ahora no son demasiadas.
¿El arreglo con los bonistas por la deuda puede despejar algunos pedidos?
Era un paso necesario en el camino correcto, si hubiéramos entrado en default los problemas para la economía serían mayores, con perjuicios para conseguir financiación y efectos comerciales negativos. Pero verdaderamente no alcanza por sí solo. Hay que abordar la temática integralmente, hay que poner la economía en orden: tenemos que recuperar la moneda, lograr estabilidad, deteniendo el flagelo de la inflación -tan negativo para la gente en su vida cotidiana como para planificar un negocio- no se puede tener perspectiva de futuro en una economía inflacionaria. Hay que solucionar el déficit fiscal, que tiene que ver con un gasto público exacerbado, enorme y de mala calidad. Lo estamos viendo con los déficits que hemos tenido en sanidad con esta pandemia, con la inseguridad. Es decir, hay que revisar toda la economía para generar competitividad sistémica. Es el único camino para exportar mucho.
¿Qué señales necesita el agro?
La prioridad es qué las empresas recuperen la confianza para poder generar el camino de salida: inversión, trabajo y desarrollo integral de la Argentina. Pero la inversión es hija de la confianza. Por eso, lo más importante son señales claras en cuanto al respeto jurídico y el mantenimiento de las reglas de juego. Acciones como la reforma de la Justicia y la expropiación de Vicentin generan inseguridad en las decisiones de corto plazo, lo que no es una buena señal para las inversiones. Después hay temas puntuales como el financiamiento y medidas específicas para determinados sectores que pueden movilizar mucho trabajo y desarrollo local como la producción de carne, de leche, de cerdos y muchas economías regionales. Se necesita sacarles los derechos de exportación, con un bajísimo costo fiscal que rápidamente podría ser recuperado vía mayor recaudación. En definitiva, tenemos que ir hacia un rumbo normal de la economía en su conjunto, bajo un paraguas de medidas que brinden seguridad.
¿Piensa que la reacción por la expropiación de Vicentin le hizo cambiar la mirada a Alberto Fernández?
Realmente no sé cómo llegó el tema Vicentin a la agenda ni cómo se les ocurrió esa conferencia de prensa donde se los veía tan incómodos al Presidente y a Gabriel Delgado. No sé si hubo un error de apreciación o un manejo político. Si fue muy claro que la reacción de la gente no fue por la empresa sino por la seguridad jurídica, la Constitución y el respeto de las normas.
Representación agroindustrial
El mes pasado fue presentado en sociedad el Consejo Agroindustrial Argentino, un armado de más de 40 entidades que viene elaborando un proyecto de Ley de potenciación de las exportaciones del sector, para lo que se reunió con los líderes de los poderes Legislativo y Ejecutivo, a nivel nacional y provincial.
¿Por qué la Sociedad Rural no está en el Consejo Agroindustrial Argentino?
Mantuvimos reuniones al principio, apostando a que no tenga un mal final como sucedió hace unos 15 años con el Foro de la Cadena Agroindustrial, una experiencia similar. Planteamos avanzar sobre los temas que nos unen y dejar de lado los que nos resultan sensibles, cuestiones puntuales que nos diferencian por tener intereses contrapuestos, como pasa en cualquier cadena productiva. El Consejo armó una propuesta de desarrollo de exportaciones que, por supuesto, nosotros coincidimos en los objetivos porque la salida de la Argentina son las exportaciones. Pero no podemos llegar a eso de cualquier manera y a cualquier costa. Ahí comenzamos con algunas observaciones. Por ejemplo, desde la Comisión de Enlace proponemos la eliminación de las retenciones, habrá que trabajarlo de acuerdo a la coyuntura del país. Pero el camino final tiene que ser ese. No se puede hablar de estabilidad fiscal sin tocar ese tema. Tampoco aceptamos la transferencia de recursos de un eslabón a otro con mecanismos como derechos de exportación diferenciados para la harina y los aceites. Incluso en el grupo hay productores de carne y leche que ven a las retenciones como una forma de agregar competitividad a su actividad. En definitiva, preferimos hacer construcciones a base de la confianza, buscar el camino que todos queremos, como lo hacemos en la Comisión de Enlace y no que algunos atropellen.
¿Eso no genera críticas entre quienes ven que una vez que el agro encuentra un lugar para negociar, nuevamente las entidades se separan?
No sé si es un lugar de negociación. El Consejo propone políticas, lo mismo que estamos haciendo desde la Comisión de Enlace y lo seguiremos haciendo, tratando nuestros temas. Pero nosotros proponemos el camino y el Gobierno toma decisiones, no hay una negociación.
¿Qué le pareció la reunión con Cristina Fernández de Kirchner?
Hay mucha política atrás de esto. Es una foto que está muy bien. No obstante, hay que ver como continúa cuando lleguen los proyectos de ley y haya que sancionar de la forma correcta; esperemos que haya el mismo acompañamiento que se planteó en esa reunión.
¿Qué le diría al Presidente de cara a lo que se viene tras la pandemia?
Lo que le dije en cada oportunidad que lo vi. Que el campo ha podido seguir trabajando, que está de pie pero que no se le puede sacar más lonjas al mismo cuero. La presión impositiva está al tope y no da para más, así que hay que pensar en otros esquemas para que la Argentina salga adelante; no se puede seguir cargando sobre el sector privado.
Por lo demás, se necesitan señales claras que restauren la confianza, después vendrán las medidas, que podrán ser de corto, mediano o largo plazo. Eso comprende al agro y a todos los sectores de la economía. Tenemos que entender que si la perspectiva es ir a mayor Estado, ineficiente, no es una buena señal. También se debe respetar la división de poderes y tener una mirada hacia el mundo porque el el mundo va a seguir demandando nuestros productos.
En definitiva, se necesita que el sector privado sepa que puede invertir, así a través de la generación de inversión y trabajo se logrará el bienestar de la Argentina.
Fuente: A24.com Agro