“Los antibióticos han traído muchos beneficios a la producción ganadera, sin embargo, su uso, en especial como promotores de crecimiento, está cada vez más cuestionado desde el punto de vista de la resistencia bacteriana, que significa una amenaza para la salud humana y animal”, afirmó el Ing. Agr. Pedro Sueldo, Coordinador científico de rumiantes de Vetanco, un laboratorio argentino que desarrolla productos para la nutrición intensiva sin antibióticos.
“El objetivo es evitar la generación de resistencia y dar respuesta a una de las demandas de la sociedad, que nos exige un uso más racional de los antibióticos. Y esto tiene un fundamento lógico, ya que esa resistencia puede llevar a la pérdida de una gran herramienta terapéutica que hoy nos ayuda en cuestiones complicadas para la salud”, planteó.
Los antibióticos son muy recientes, hace menos de 100 años que se descubrió la penicilina; en 1941 se aplicó por primera vez en una persona y en el marco de la II Guerra Mundial se empezó a producir a escala industrial. “En términos históricos, la experiencia es escasa, todavía estamos aprendiendo a manejarlos”, afirmó.
¿Qué es la resistencia? “Es la fortaleza que tiene una bacteria ante un antibiótico, que originalmente, a ciertas dosis, era efectivo para tratar infecciones causadas por ese microrganismo y que ahora ya no lo es”, explicó Sueldo, detallando que la raíz del problema es la gran capacidad de generar variabilidad genética de las bacterias, característica que utilizan a su favor para desarrollar resistencia.
En tal sentido, la información genética que contiene una bacteria es muy sencilla y cada vez que se divide, que lo hace muy rápido, pueden producirse pequeñas mutaciones o cambios en alguna de las estructuras de las células hijas. “Eso implica que el antibiótico no funcione o que lo haga con menor eficacia”, aseveró. Además, mediante diversos mecanismos, esa mutación puede transferirse en forma horizontal, es decir de una bacteria a otra, aunque no sea de la misma cepa. “Esto ayuda a que toda la población pueda generar resistencia. Entonces, cuando las bacterias se desarrollan en medios que contienen antibióticos, solo crecen las que poseen tal resistencia”, advirtió Sueldo, subrayado que este fenómeno es lamentablemente irreversible.
Desde el campo
El aumento de esta problemática impulsó la inversión en investigación destinada a la búsqueda de fármacos innovadores. “Pero el desarrollo de resistencia es más rápido que la capacidad de la industria para generar nuevos modos de acción. Es una carrera perdida”, afirmó.
¿Cómo enfrentar esta dificultad desde el campo? “Ante un animal enfermo, el veterinario debe hacer un diagnóstico y un análisis para verificar que las bacterias causantes de la infección no son resistentes al antibiótico a utilizar (antibiograma). A su vez, el productor debe cumplir con la prescripción, en tiempo y dosis, y no subutilizarlo, ya que esto da lugar a la aparición de resistencia”, explicó el especialista, aludiendo a las recomendaciones del equipo de veterinarios que colaboran en la temática desde Vetanco. Asimismo, aconsejó “rotar modos de acción y emplear drogas que no se usan tanto en medicina humana, porque esa resistencia se puede transferir a otra bacteria capaz de enfermar a las personas”.
Más allá de estos recaudos, hay herramientas que contribuyen a detener la aparición de resistencia como las buenas prácticas ganaderas, que fortalecen el sistema inmune del animal. “Con el buen trato, la hacienda está mejor preparada para contrarrestar las infecciones bacterianas y eso tiene gran impacto en la disminución del uso de antibióticos”, subrayó. En cambio, por ejemplo, “si el recibo y la adaptación de los novillitos en el feedlot son inapropiados, el sistema inmune se deprime y abre la puerta a infecciones bacterianas”, alertó.
Por eso, el primer paso es aplicar las reglas básicas del bienestar animal o sea manejarlos libres de temor, de estrés térmico y de expresar su comportamiento normal, entre otras, que en su mayoría son prácticas de costo cero para la empresa ganadera.
Productos no antibióticos
Al buen manejo de la hacienda, se suman las nuevas tecnologías para reforzar su sistema inmune, tales como inmunoglobulinas, probióticos, prebióticos, enzimas y fitobióticos. “Estos productos naturales, además de limitar el uso de antibióticos, no tienen período de retiro ya que no dejan residuos en las carnes”, señaló.
Las inmunoglobulinas son herramientas que tiene el organismo para contrarrestar agentes patógenos. “También se pueden dar por vía oral. Las de yema de huevo de gallinas, desarrolladas por el INTA, por ejemplo, fortalecen la salud intestinal del ternero, que es el sitio de entrada de los agentes causantes de la diarrea neonatal”, apuntó Sueldo, refiriéndose a Bioinnovo IgY DNT un producto utilizado en la cría artificial de bovinos de leche y carne.
Otro tipo de tecnologías, aplicadas en la recría y el engorde intensivos, son los suplementos dietarios. “Están los probióticos, o sea microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, favorecen la salud del animal; y los prebióticos, o ingredientes que se agregan a la ración y estimulan el crecimiento o la actividad de bacterias benéficas para el metabolismo bovino”, resaltó.
En cuanto a las enzimas, “en su mayoría actúan mejorando la digestibilidad del alimento, rompen parte de las estructuras de los componentes de la dieta y permiten que el animal haga un uso más eficiente de la misma”.
Después están los fitobióticos, que son metabolitos extraídos de las plantas tales como taninos, flavonoides y aceites esenciales, que apuntan a mejorar la fermentación ruminal, la salud intestinal y a modular el sistema inmune.
“Hay todo un mundo de nuevas presentaciones y para aplicarlas el ganadero tiene que exigir que estén aprobadas por Senasa y respaldadas por estudios serios e instituciones de calidad”, recomendó Sueldo.
¿Qué está haciendo Vetanco en esta línea? “Ya hace muchos años que se dedica a la investigación, desarrollo y producción de tecnologías orientadas a la quita de antibióticos”, respondió. En tal sentido ha formado dos empresas, una junto al INTA, Bionnovo, que desarrolló la inmunoglobulina comentado más arriba. Otra, en conjunto con un laboratorio europeo, que es BV Science, con sede en los Estados Unidos, que se ocupa específicamente de la nutrición intensiva sin antibióticos.
“Uno de los productos de esta línea es Rumino-Zyme, un probiótico enzimático que está disponible en el país desde hace varios años. Mejora la salud ruminal y previene la acidosis subclínica ante dietas hipercalóricas, aumentando las ganancias diarias de peso. Otro, Di Heptarine S, que estamos probando en feedlots comerciales, se elabora a base de un compuesto extraído del cardo mariano común y se utiliza para disminuir el estrés oxidativo, regenerar células hepáticas y tratar hepatotoxicidades”, ejemplificó.
Costo & beneficio
¿Los ganaderos están adoptando estas tecnologías? “Sí, siempre y cuando haya un retorno sobre la inversión, ya que no existe prohibición total del uso de antibióticos”, respondió Sueldo, indicando que estas drogas además se fabrican a escala industrial con relativa facilidad. “En cambio, un probiótico, por ejemplo, es mucho más difícil de escalar; como dije, son organismos vivos y hay que producir cientos de miles de los mismos. Hace años era un proceso costoso, hoy con el avance tecnológico se hizo más sencillo y los precios son cada vez más accesibles. Los productores los utilizan porque el retorno empezó a ser positivo”, confirmó.
Sueldo considera que, en un futuro cercano, se profundizarán las limitaciones para el uso de antibióticos, sobre todo con la pandemia del covid-19 que ha hecho que la sociedad ponga el ojo en la producción animal. “Creo que las restricciones a nivel legal serán cada vez mayores y estos productos naturales van a ir reemplazando de a poco a los antibióticos”, finalizó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne