Desde el INTA Paraná, Entre Ríos, destacan la importancia de los bosques naturales y pasturas para el secuestro de carbono en el suelo o en los árboles. En el marco de un proyecto Fontagro, comparten estrategias basadas en el manejo del rodeo y el pastoreo.
La sustentabilidad de los sistemas ganaderos está en discusión. Es que en los últimos tiempos la mirada se centró en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), particularmente a causa de las altas emisiones de metano (CH4) del sector. En este contexto, un equipo de investigación del INTA Paraná, Entre Ríos, comparte estrategias que promueven el almacenamiento de carbono (C) para compensar las emisiones, en el marco de un proyecto Fontagro.
Paola Eclesia –especialista del INTA Paraná, Entre Ríos– destacó el rol que cumple el bosque natural del Espinal donde se desarrollan los sistemas de cría ganaderos del norte entrerriano. “Estos ambientes tienen gran potencial de para el secuestro de Carbono (C) en la materia orgánica del suelo (MOS)”, señaló.
Asimismo, la referente de los estudios puestos en marcha en el marco del proyecto Fontagro “Plataforma de innovación para la sustentabilidad de sistemas ganaderos familiares en Uruguay y Argentina” no dudó en advertir el riesgo de perder el C almacenado en los suelos ante situaciones de cambio de uso de la tierra, como la tala y quema del bosque y la posterior labranza del suelo. “Este es un capital que tenemos actualmente y es importante preservarlo mediante el sistema actual de uso ganadero”, subrayó.
Asimismo, la investigadora se refirió acerca de la posibilidad de reducir estas emisiones a partir de dietas de mejor calidad, cuya posibilidad en la ganadería de cría puede darse en muy baja proporción, ya que la base alimenticia es el campo natural.
“En ganadería de cría, algunas estrategias factibles podrían estar dadas en mejorar la calidad del forraje a partir de la implantación de pasturas y/o la mejora del campo natural con especies de alta digestibilidad, en aumentar la productividad de carne a partir de mejorar la eficiencia reproductiva, pero, también, en compensar las emisiones a partir de secuestrar carbono en la biomasa y la MOS”, explicó.
Las plantas captan el CO2 del aire, lo almacenan en la biomasa vegetal y a medida que el material vegetal se muere, es descompuesto por los microorganismos del suelo, quienes incorporan parte de ese C en la MOS. En el caso de los sistemas ganaderos, parte del material vegetal consumido vuelve al suelo a partir de las heces y orina, siendo también posteriormente descompuesto por los microorganismos e incorporado en la MOS.
“Este es un proceso lento, sin embargo, podemos ir monitoreando pequeños cambios en las fracciones de materia orgánica más lábiles como por ejemplo la materia orgánica particular, ya que es una fracción más sensible a los cambios de manejo que se vayan dando en el mediano plazo”, explicó Eclesia.
Para poder llegar a manejar el pastizal de modo de disminuir la intensidad de pastoreo, es necesario primero ajustar diferentes aspectos como sincronizar la oferta estacional de pasto a los requerimientos del rodeo, descargar los lotes en momentos clave, manejar la arbustización, ajustar la carga al área real de pastoreo en cada lote, entre otras.
“Desde el INTA trabajamos junto con el productor en un proceso de aprendizaje y crecimiento conjunto a fin de poder implementar prácticas sustentables, que entre otras cosas traten de potenciar el secuestro de C en el suelo, como una estrategia más para promover la sustentabilidad en los sistemas de producción ganadera de nuestra región”, destacó la especialista del INTA Paraná.
Bosques nativos, clave en la captura de C
Las evaluaciones de los contenidos de C en la MOS y en los árboles del bosque nativo se realizaron en predios ganaderos familiares ubicados en los departamentos La Paz y Feliciano de Entre Ríos.
“Los ambientes de bosque natural del Espinal constan de un estrato herbáceo que es la fuente de forraje para el ganado, un estrato arbustivo y uno arbóreo”, especificó Eclesia y agregó que, en estos sistemas, “los principales compartimentos donde se almacena carbono son el suelo y la vegetación arbórea”.
Según los resultados de las investigaciones, la cantidad de C almacenado en el suelo de los sitios estudiados es en promedio de 65 toneladas por hectárea (Tn/ha) en los primeros 30 centímetros de profundidad, con valores mínimos de 35 Tn/ha y máximos de 80 Tn/ha.
Mientras que, el C almacenado en la biomasa arbórea está en el orden promedio de las 20 Tn/ha, con valores mínimos inferiores a 1 Tn, principalmente en sitios abiertos de tipo sabana, a máximos de 55 Tn/ha. “Estos valores nos dan una noción del potencial que tenemos en estos ambientes”, destacó Eclesia.
Fuente: Inta Informa