Luego de meses de tener el precio de la miel planchado, los apicultores suman a su lista de preocupaciones los efectos de la sequía: “Vemos hasta un 30% menos de producción”

“El impacto de la sequía en la apicultura es directo porque la abeja no tiene agua para tomar. El mayor porcentaje de la miel es agua que la abeja procesa, y el resto es el néctar de la flor que ahora tampoco sube. Este año, con las mismas colmenas que el año pasado, la misma alimentación y las mismas condiciones de sanidad, vemos hasta un 30% menos de producción”

“Ante la falta de agua y que el néctar no sube a la flor, la abeja tiene que viajar más lejos y gasta más energía o se muere en el trayecto. Y si nosotros asociamos a la sequía con las mieles más oscuras, porque florecen arboles y no pasturas claras como un melilotus, ahí tenemos una doble complicación: bajo rendimiento y una miel que en el mercado se paga a un valor menor”, alertó a continuación el productor.

Hay que recordar que la miel se mide en la escala de Pfund, la que distingue entre mieles más claras –que reciben valores más altos de entre 420 y 450 pesos- y aquellas más oscuras –que llegan a cotizaciones que rondan los 250 pesos-. Es así entonces que la floración influye también en la rentabilidad de un apicultor.

A eso hay que sumarle luego el precio de los distintos insumos a emplear: la bolsa de azúcar o el jarabe de maíz, la cera para estampar la miel, los productos para afecciones como la varroa, los tambores vacíos para transportar el producto, los costos logísticos, entre otros.

Se recompuso un poco el precio de la miel pero siguen aumentando los costos y la sequía hace lo suyo. ¿Cuál es tu diagnóstico ahora finalizando el primer trimestre del año?

-Es una montaña rusa. Cuando hablamos a mediados de octubre el panorama era bastante malo. A partir de la mitad de diciembre en adelante y hasta finales de enero llovió, la producción repuntó, se llenaron rápido las colmenas, pero volvió la sequía y luego cayó una helada en nuestra zona. Ahí también perdimos la floración. El panorama entonces es uno muy complicado si el precio sube pero no lo hace acorde a la inflación, y mucho menos a la suba de insumos. A eso sumale una caída de los rendimientos que rondará el 30%.